Miembro fundador del Taller Literario “Quino Caso”, ha participado en El Festival Internacional de poesía de Granada Nicaragua 2006, parte de su material ha sido publicado en periódicos nacionales e internacionales, revistas y espacios virtuales. Colabora con
Cotidianamente.
Dios también se emborracha,
pasa el invierno envuelto en cartones,
duerme bajo un puente,
camina por las calles
y es victima de un robo.
Sí, el también deambula por los parques
pide limosna en una esquina, hurga la basura
o es soldado en una guerra.
También el se fuma un cigarrillo,
va por la plaza en bicicleta disfrazado
de niño sin infancia.
Va mugroso y harapiento
silbando por la calle con el estomago vacío.
Sirena.
Una sirena en la ciudad
enmudece el grito de la muerte
dibuja caracoles y gaviotas
en el mar de polución.
Una sirena a media calle
detiene el tiempo y el tráfico
quiebra los cristales con su canto
y se vuelve una con la tarde,
una sirena en la ciudad
vuelve sonámbulos a los peces,
enamora los pájaros…
Invoca una tormenta…
Una sirena a media calle
anuncia un cataclismo o un crepúsculo,
mientras se esfuma en la espuma
del oleaje de mi cerveza.
Descenso.
Se rompió estrepitosamente el cielo
y pulcramente ha empezado a deshojarse,
el árbol del tiempo esta desnudo
el otoño de tus ojos ha consumido sus hojas,
la luna se ha rajado, el canto del viento
ha destemplado sus plateadas venas,
el mar ha escapado de la playa
y de la inmensidad de tu boca,
un sonido silencioso atravesó
mis alas tornasoles…
El ángel de la muerte ha caído herido
sobre el rostro de la tierra,
tus labios le atravesaron el corazón.
Receta para hacer un pájaro.
Vierta tres botellas
de alcohol sobre una tarde,
añada tres plumas de arcángel,
un puñado de barro fresco,
mil violines en trocitos,
dos gotas de sangre de poeta…
Un poco de imaginación
mezcle los ingredientes
en la maquina de hacer pájaros
espere siete vidas
y listo…
La máquina de hacer pájaros.
Invente una máquina para hacer pájaros,
de esos bellos pájaros que le faltan a la tarde
y a los árboles de luz cuando no vienes.
La escondo tras lo abstracto de mi cuerpo
tras la ventana de mi rostro
o en el sepulcro de mis ojos
Invente una máquina para hacer pájaros
de esos que cantan a las nalgas de la noche
y se emborrachan conmigo con tu ausencia.
A veces al llegar la tarde que tarde llega sin tu voz
fabrico ejércitos de aves
que nacen de mi cuerpo taciturno
y llevan por mis incendiarias venas
el aroma a barro de tu pelo.
Tengo una máquina de hacer pájaros
la invente con mariposas de mármol
y sangre de ángeles nocturnos.
La invente para volver jardín mi cuarto oscuro
a falta del sol de tu pecho enardecido.
la invente para incendiar a diario
estas alas invisibles atadas a mi espalda
y a tu cuerpo.
Nadie sabe de mi máquina
la oculto, la escondo tras la tarde
(Solo los ángeles lo saben).
Invente una máquina para hacer pájaros
y olvidarme de tus ojos, de tu rostro, de tu nombre
cuando alzo vuelo como un pájaro
entre los escombros de la tarde.
Mañana será igual,
la tarde morirá
el crepúsculo reclamará tus ojos,
la lluvia tu cabello.
Mañana será igual
la noche se embriagará
de oscuridad y nostalgia,
la montaña será herida de muerte,
las aves reclamaran tu voz,
el río dirá tu nombre,
el viento cubrirá la corteza de tu cuerpo,
será igual mañana
sonará la radio
el niño llorará,
será igual, los ángeles
pelearán contra el demonio.
Mi cuerpo necesitará
el oxigeno de tus labios.
El aroma a café de tus s(u)e(ñ)nos,
el sabor a tarde de tu vientre,
mañana será igual
la muerte vendrá sin previo aviso,
la guitarra romperá el silencio
con su grito,
la ciudad rugirá moustrosamente
mañana será igual
tu piel, tus ojos, tus manos,
vos no vendrás
El hombre está muerto y no lo sabe aun,
rencor y odio navegan por sus putrefactas venas,
su corazón es devorado por gusanos
y sus labios mutilados por espadas fieras,
una negra esfera cubre su mente corroída,
la miseria carcome sus huesos
y los buitres su cancerosa piel,
el hombre está muerto y no lo sabe aun
legiones de demonios hacen fiesta en sus pupilas,
la muerte fluctúa en el trapecio de su frente
y en un sorbo se bebe el infierno,
camina sin sentido va de un lado a ningún otro
se fuma su alma en una esquina,
muere despacio el hombre, sin saberlo
el egoísmo ha decapitado sus sueños.
Su reseca piel se traga al sol
y su espalda cansada es azotada por el tiempo,
el mundo emboscó su corazón
le asesinó a sangre fría.
El hombre está muerto y no lo sabe aun.
Eres mejor que una guitarra cuando toco tus curvas,
y mi cuerpo se congela,
cuando escucho tu musical voz
y tus cuerdas invocan mi nombre.
Eres mejor que una guitarra
cuando me emborracho con tu sangre.
Cuando lloras a la luna, y te desnudo con los ángeles,
eres mejor que una guitarra cuando gritamos nuestros nombres
y la tormenta canta un cataclismo,
eres mejor que una guitarra cuando se detiene el tiempo
y se paraliza la ciudad,
eres mejor que una guitarra cuando tu dorado cabello
enamora el sol y las galaxias,
cuando soy tu canción,
cuando te escondes del otoño entre mis huesos.
Eres mejor que una guitarra cuando el ritmo de tus labios
revive el canto del silencio
eres mejor que una guitarra cuando toco tus curvas
y el mundo baila a nuestros pies….
La muerte de la montaña.
Las hojas están hartas de caer sobre la frondosa hierba
y tus pies descalzos,
quieren mutilar el tiempo con el filo de su lengua
tratan de cortar la voz del sol
mientras el olvido cae como el fruto prohibido.
Las raíces de los árboles penetraron el vientre de la tierra
y beben su dolor interminable,
las hojas siguen meciéndose sobre el viento
no quieren caer, (quieren seguir existiendo)
el cielo abrió los ojos y se echa en llanto,
de su ojo de cíclope vomita las estrellas,
mientras las hojas aun siguen cayendo…
Un demonio, acecha la montaña milenaria,
se devora su fresco cuerpo aun virgen
pide auxilio, la sangre de sus venas corre por el río
y su vida corre hacia la muerte, (Las hojas aun caen),
un último grito estalla
el silencio se ha roto,
el fantasma de un árbol
toca mi espalda
las hojas han dejado de caer
(La montaña ha muerto).
Como olvidar el aroma a guerra de tu pelo
la manzana adánica escondida tras tus labios
el puñal de cristal oculto entre tu sombra,
tu sombra llena de milagros adornando la tormenta.
Como olvidar el conjuro de tu nombre
cuando invoca explosión de cataclismos
como no recordar el sabor taciturno
del amor que engendramos a la tarde
y el sol que nos quemaba con su sangre.
Como no recordar tu risa
dibujando epigramas en el viento
invocando resucitando los fantasmas,
como olvidar el crepúsculo oculto entre tus piernas
donde las aves de mis manos
construían su nido en primavera…
Como no recordar el jade de tu aliento
jadiando en el oído del silencio.
El zodíaco de tu frente conjugando el universo.
Como olvidar el espejo de tu rostro
que revelaba la infinidad de nuestro futuro incierto.
Como olvidar la escaramuza que tu piel tendió
a la muerte,
la emboscada de tu nombre ,
la hecatombe de tu ausencia.
Como olvidar el collar de obsidiana de tus ojos,
el violín de marfil que duerme en tu garganta.
Como olvidar que morí con tu partida.
1 comentario:
Disculpa habria manera de que me contactaras con Jonathan Velazues, hace algunos años lei uno de sus poemas "a mar a muere" y quisiera ver si podria decirme en que libro se publico
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